
Antes, lo hacía, pero ahora ella tiene fuego en las pestañas . Cada uno de sus parpadeos produce intensas llamaradas que queman sus ganas de escribir. Su pasión por crear, ese fuego, una especie de electricidad ardiente que recorría sus dedos, a muerto, o mejor dicho, ahora reside en sus pestañas y lo único que desea es mirar, mirar y disfrutar del mundo.
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